Activista trans, trabajadora sexual, drag queen, persona sin hogar. No es fácil contar la historia de lo que una pionera como Sylvia Rivera significó para las luchas y reivindicaciones de nuestro movimiento durante su atribulada vida.
BIOGRAFÍA SILVIA RIVERA
Activista trans, trabajadora sexual, drag queen, sin techo. No es fácil contar la historia de lo que una pionera como Sylvia Rivera significó para las luchas y reivindicaciones de nuestro movimiento durante su agitada vida.
El 2 de julio de 1951, Sylvia nació en un taxi a las puertas del Hospital Lincoln de padres de ascendencia latinoamericana. Abandonada por su padre y huérfana tras el suicidio de su madre, fue víctima de violencia y abusos hasta los once años y estuvo varias veces en hogares de acogida. Se escapó
de casa y empezó a prostituirse para sobrevivir, entrando en contacto primero con la comunidad drag queen de Nueva York y luego con grupos LGTB+ y feministas.
Tras unirse a la Alianza de Activistas Gays hacia 1970, centró sus esfuerzos en luchar por los derechos de todas las minorías, fundando Star (Street Transvestite Action Revolutionaries) con su amiga Marsha Johnson.
Sin embargo, la exclusión de temas cercanos a su corazón de la agenda del movimiento gay estadounidense de la época, como la aceptación de drag queens, las condiciones de las personas trans, los sin techo, los trabajadores sexuales y los presos LGBT+, provocó su retirada de la escena política de aquellos años, limitando su participación únicamente a los actos del Orgullo.
SILVIA RIVERA EN STONEWALL
Algunos años después, en 1973, en la manifestación del Orgullo Gay, entre gritos, silbidos e insultos de la multitud congregada, Sylvia Rivera subió al escenario para pronunciar un discurso, a pesar de haber sido excluida por ser considerada un elemento negativo para la imagen de la comunidad gay. Hace sólo cinco años que la propia Sylvia, junto con sus amigos Marsha P. Johnson, Stormé DeLarverie, Martin Boyce y otros, participó en los disturbios de Stonewall Inn, dando origen al movimiento LGBT+. Fue
ruidoso, intrépido e impulsado por un fuerte sentimiento de decepción en la comunidad gay de la época.
Tras huir de la ciudad, regresó a Nueva York para unirse a los movimientos de apoyo a los seropositivos en la segunda mitad de la década de 1990. Rechazada y condenada al ostracismo por su propia comunidad, vivió una vida sin hogar cerca de Huston River Boulevard, intentando suicidarse varias veces.
Tras la rehabilitación, Sylvia retomó su compromiso activo con la comunidad LGBT+, reabriendo el Star. Ayudó a aprobar la Ley de Derechos de los Transexuales de la ciudad de Nueva York y la Ley de No Discriminación por Orientación Sexual del estado de Nueva York. Quería garantizar un mayor bienestar a la comunidad transexual, aún marginada por el movimiento LGBT+ a finales de la década de 1990. A partir de entonces, viajó y empezó a contar la historia de su vida, levantando por fin el velo de silencio y rechazo que la había rodeado durante años. Murió de cáncer de hígado en 2002.
En una entrevista poco antes de su muerte, dijo: «Fui una radical, una revolucionaria. Sigo siendo una revolucionaria […] Estoy agradecida de haber formado parte de los disturbios de Stonewall. Recuerdo que cuando alguien lanzó el cóctel molotov, pensé «Dios mío, la revolución está aquí». ¡La revolución por fin está aquí!»»
El 28 de junio de 2019 , se cumplieron 50 años de los disturbios de Stonewall, y la memoria activa de pioneras como Sylvia Rivera sirve para recordarnos, aún hoy, que nuestro movimiento LGTB+ lucha y reivindica derechos para todas las minorías.
REMEMORIA DE SILVIA RIVERA
Estaba en marcha un proyecto para construir una estatua, en memoria de Sylvia Rivera y su amiga Marsha P. Johnson, dos iconos legendarios del movimiento transexual que, en una época en la que la transexualidad era objeto de una moderna caza de brujas, reivindicaron el derecho a su propia identidad, para ellas y para los demás.
El monumento, que representa a las dos figuras, fue discutido en 2019, con el apoyo nada menos que de la esposa del alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, Chirlane McCray, y según el plan iba a ser colocado en Greenwich Village, en la Gran Manzana. Actualmente no hay noticias de la estatua, por lo que no sabemos si el proyecto sigue en construcción o si se ha suspendido temporalmente, debido también a los disturbios que tuvieron como objetivo los monumentos. No obstante,
la idea de crear una estatua para estos dos grandes activistas fue sin duda un paso muy importante en la civilización.
UN SÍMBOLO BINOMIO DEL LIBERALISMO
Ambos símbolos del levantamiento de Stonewall, Marsha y Sylvia, por supuesto, no tuvieron una vida fácil; Una murió en 1992, descrito por muchos como un «suicidio», pero aún considerado sospechoso -y no sería sorprendente descubrir que Johnson fue asesinada, dado que en aquella época era un destino común reservado a los transexuales-; la otra, tras la marcha del Christopher Street Day en 1973, prefirió volver a la vida callejera, también plagada de drogas, hasta su muerte en 2002 a causa de un cáncer de hígado. Su discurso de aquel día sigue siendo uno de los más memorables de la historia.